Una noche de verano de 1860, en una elegante mansión de la campiña inglesa, todo está en calma. Tras los ventanales la familia Kent duerme tranquilamente. A medianoche se oye un ladrido. Luego, todo vuelve a quedar en silencio.
Cuando a la mañana siguiente se despiertan, los Kent descubren con horror que el más pequeño de sus hijos ha desaparecido de su cuna. Un escalofrío recorre toda la casa y empieza una búsqueda febril hasta que el niño aparece finalmente, asesinado. ¿Quién cometió semejante atrocidad? Las pocas pistas indican que fue alguien que estaba en la casa, alguien del servicio o algún miembro de la familia. No tarda en aparecer en la escena del crimen el inspector Jack Whicher de Scotland Yard, el detective más brillante y respetado de su tiempo, encargado de resolver un caso oscuro y complejo, de apariencia irresoluble, el asesinato que conmocionó a la sociedad victoriana y que inspiró a escritores como Dickens, Conan Doyle o Wilkie Collins.
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